Malaga vs Borussia Dortmund


El fútbol español ha recuperado la autoestima con la clasificación del Real Madrid, el Barcelona y el Málaga para los octavos de final de la Champions League. El manejo exacto de los tiempos competitivos en los partidos de vuelta convierte en página pasada ese crisol o abanico variado con diferentes tipos de crisis.

La crisis del Madrid fue la de los puntos perdidos en Liga, la de las intrigas de vestuario, capitanes, comidas y culpas públicas. Crisis centrífugas, volcánicas porque su creación parte de su propio núcleo. Ya hemos tocado en números anteriores las teorías que sospechan la habilidad de Mourinho para provocar acciones que acarrean reacciones. Futbolísticamente hablando, entre la eliminatoria del Manchester y la de Copa frente al Barcelona el Madrid ha podido ganar un defensa central para una década. Varane es un zaguero como hecho por encargo: 19 años, 1.91 m. de estatura, velocidad producto de sus genes caribeños (sus padres proceden de Martinica), limpieza, equilibrio, tranquilidad y un porte que sólo se ha visto en los grandes. Su figura estirada y elegante y su cabeza alta son de gran mariscal. Un jugador universal que sería igual de titular e importante con Mourinho, con Del Bosque y con Guardiola.

La eliminatoria de cuartos de final de la Champions, que se disputará en los diez primeros días de abril, se verá salpicada en el conjunto blanco por el alta de Íker Casillas y la regeneración del debate de la portería. Lo lógico es que internamente el asunto no se encone porque la primavera es tiempo para la reconciliación en el calendario de Mourinho. Algo similar a lo de Casillas le pasa a Pau Gasol, lesionado en la que fue la mejor racha de la temporada de los Lakers y con resultados negativos tras su reaparición. No deja de sorprendernos cómo la vida a veces no se cansa de examinar, sea quien sea su víctima. Gasol y Casillas, con curriculums inabordables, tienen que volver a pasar pruebas importantes de validez y controles de calidad con 32 años.

El Barcelona recuperó la chispa en el partido del Camp Nou contra el Milan y purgó las culpas. Aquí las culpas no se identifican. El motor dejó de funcionar y el mecánico aún no nos ha dado el presupuesto. El coche ha vuelto a arrancar como si nada. En esta coyuntura actual del Barça la chispa consiste básicamente en presionar desde bien arriba y en que los jugadores se muevan buscando el espacio vacío después de tocar. Caligrafía básica de su estilo. La variante táctica de la colocación de Villa como delantero centro al uso tuvo una cuota amplia de influencia. Villa fue el primero en presionar, en acaparar atenciones de los centrales y en ejercer de abridor. Con el último mes y medio de Pedro y la temporada que lleva Alexis Sánchez la prestancia de Villa es una bendición que hace inexplicable que pudiera estar tan cerca de todo durante todo este tiempo y que el cuerpo técnico no se planteara una variación táctica para hacerle sitio en el puesto de 9, por lo menos en las dos semifinales de Copa. Su control orientado y la precisión en el disparo del tercer gol contra el Milan son productos etiquetados, con código de barras. Exclusivos.

El Málaga no ha vivido crisis. Y si la había (o la hay) es una armadura ficticia. El pesimismo posterior a la derrota mínima en Oporto era injustificado con el nivel futbolístico exhibido por el equipo de Pellegrini en la Rosaleda contra equipos importantes. Los problemas económicos, tan comunes en los últimos años en el deporte español, han desarrollado ya demasiados ejemplos recientes de mejora de rendimiento. Una aparente paradoja de fácil explicación. Y no deja de ser una mala noticia para los empleados o deportistas que los retrasos, impagos y la insolvencia empresarial aumenten la cohesión del grupo, la solidaridad y la motivación. El jugador reacciona con heroísmo, con sentido de la hazaña y quizá con la hipótesis de ganarse el mejor contrato posible a partir de la temporada que viene en otro destino. Hay por lo tanto objetivos claros por los que jugar y competir a corto plazo.